Aún estoy conmocionada por la exposición de Stanley Kubrick en el CCCB de Barcelona. Sí, es genial, pero como siempre tanta información, tantos estímulos me sobrepasan, para mi son una degustación de delicatessen express, hay tanto que ver que apenas me da tiempo a saborearlo totalmente, y más con la obra de Kubrick que es uno de los directores de cine que influyó en mi vida con su simbolismo, con su música, con ese atreverse a todo (hasta con la Lolita de Nabokov).
Hoy me gustaría compartir una «tapa» de su película Spartacus, digo, hoy, y digo tapa, porque creo que esto de las «degustaciones museísticas en pequeño formato» lo voy a repetir más veces. ¡Marchando una de ostras y caracoles!

Spartacus se estrenó en 1960, pero hubo una escena, protagonizada por Laurence Olivier y Tony Curtis, que fue eliminada de la película por los censores americanos al ser considerada inmoral a pesar de la sutileza y del doble sentido del lenguaje. En 1991, cuando se restauró el film, se encontró en los almacenes de la Universal la parte que faltaba de la cinta y se decidió incluirla en las nuevas copias de la película. Pero el registro de sonido estaba muy deteriorado y se tuvo que volver a grabar, Tony Curtis pudo doblarse a sí mismo y Anthony Hopkins dobló a Laurence Olivier, fallecido dos años antes.

La escena es la siguiente. En una estancia protegida por cortinas de gasa Craso (L. Olivier) se baña ayudado por su criado Antonino (T. Curtis) y le pregunta enmascaradamente por su orientación sexual. No se dice nada explícito, pero se entienden a la perfección las connotaciones homosexuales.
–¿Comes ostras?
-Cuando puedo, amo.
-¿Comes caracoles?
-No, amo.
-¿Consideras que comer ostras es moral y comer caracoles es inmoral?
-No, amo.
-Por supuesto que no. Solo es cuestión de gustos, ¿verdad?
-Sí, amo.
-Y el gusto no es lo mismo que el apetito. Y por lo tanto no es una cuestión de moralidad, ¿verdad?
-Se podría decir así, amo.
-Mi gusto incluye tanto a los caracoles como a las ostras.
Hoy en día parece ridículo prohibir algo así, pero en los años sesenta en pleno apogeo de la caza de brujas de McCarthy no era cosa de broma. El comité censor americano llegó a sugerir que podrían aprobar la escena si cambiaban ostras y caracoles por alcachofas y trufas, pero Kirk Douglas que era el productor y el protagonista de la película no lo consistió.
Hay un libro escrito por Kirk Douglas «Yo soy Espartaco (Rodar una película, acabar con las listas negras)» (2012) que explica muchas de las curiosidades del rodaje, el cual se hizo parcialmente en España y en el que intervinieron 8.500 soldados españoles los cuales interpretaron tanto a romanos como a esclavos. La única orden categórica de Franco fue que ninguno de ellos pareciera que moría en la película, por eso del orgullo español.
Creo que Dalton Trumbo habría leído el libro de Douglas con cierta suspicacia y habría puesto alguna pega a sus inexactitudes.
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Seguramente sí, no hay que olvidar que Douglas lo escribió con casi cien años. Pero yo creo que sería benévolo con quien le dio la oportunidad de aparecer sin pseudónimo como guionista de Spartacus, cosa que facilitó el adiós a las listas negras.
Muchas gracias Luis. Un abrazo.
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La familia Trumbo y su biógrafo difieren totalmente de los comentarios en el libro de Douglas. Y quien jamás habría sido benévolo con Douglas es Kubrick precisamente, el cual tuvo que soportar no solo el mal genio de «el hijo del trapero» sino su desquiciado autoritarismo durante el mismo rodaje de Esparataco, cuando casi acaba con su vida al galope de su caballo hasta casi atropellarlo. De aquella desagradable experiencia, un bisoño Kubrick aprendió que si quería dirigir películas también tendría que producirlas. Y ahora podemos pensar, de manera enrevesada, que gracias a Douglas tenemos el cine de Kubrick porque supo mantenerse alejado de gente como Douglas. Por cierto, es público y notorio que a Stanley no le gustaban los caracoles, se los perdió.
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Contra gustos…
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No recordaba tan sútil el diálogo.
Sin que sirva de precedente, no comparto tu amor por Kubrick. Me agota tu grandiosidad…
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
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Es maravilloso opinar y sentir diferente, eso es lo que más enriquece. De nuevo muchas gracias, Alberto.
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