Durante las tres primeras semanas de mayo los campos se llenan de amapolas. Es su época de floración más importante, aunque según el terreno también florecen en abril, mayo y septiembre.

¿Quién no recuerda haber visto campos inflamados de rojo? Y digo recordar porque lo cierto es que las amapolas son una especie en vías de extinción. En botánica se las considera como malas hierbas porque le roban los nutrientes a la tierra en donde hay plantaciones de cereales. Ahora con tantos pesticidas se ha reducido mucho su presencia.

A las amapolas les gusta crecer en zonas de tierras removidas, en suelos que han sido arados y en campos en donde se han librado batallas, por eso son el símbolo de las Guerras Mundiales. Nunca se encuentran en los bosques o en las altas montañas. Según el lenguaje de las flores representan la fragilidad y la delicadeza.

Ahora, entre tantas cosas extrañas que estamos viviendo, se puede observar también un fenómeno maravilloso.

Están naciendo amapolas en la ciudad.