Piero Fornasetti (1913-1988). Nació en Milán en la mansión que habían construido sus padres, roja por fuera y laberíntica por dentro. Fue uno de los grandes artistas italianos que destacaron en la historia del diseño. Pintor, escultor, interiorista estuvo muy influenciado por los surrealistas y sobre todo por Giorgio de Chirico.

Con una sola idea era capaz de crear muchas versiones, todas ellas inspiradoras y únicas. En su obra se repiten soles, lunas, manos, monedas, instrumentos musicales, y sobre todo la cara de una mujer, la cantante de ópera Lina Cavalieri, la descubrió en una revista del siglo XIX y creó con su cara una serie de 350 variaciones (Tema y Variaciones).

“Empecé a pintarla y nunca paré”, dijo de su musa que se convirtió en su imagen icónica.
Lina Cavalieri (1874-1944) era una famosa soprano que había actuado con Caruso en Nueva York, también era actriz y monologuista, y estaba considerada “la mujer más bella del mundo”. A los sesenta años se alistó como enfermera voluntaria durante la Segunda Guerra Mundial y murió por un bombardeo aliado en su casa de Florencia.
Ellos nunca se conocieron.

La fisonomía de Lina siempre estará asociada a Fornasetti.

Para él cualquier objeto tenía vida en si mismo y servía para expresar su arte

Conservó más de 10 años una berenjena para ver como iba cambiando e irla dibujando. Su filosofía era la libertad creativa y el rigor artesano.
“Nací pintor –aseguró en una entrevista antes de morir–, empecé a los diez años y nadie me enseñó, aprendí de los libros”.
“Lo primero es pintar un desnudo. Cuando lo consigues, puedes diseñar un edificio o un coche”. Su punto fuerte siempre fue la imaginación: “Es fundamental. Yo procuro liberar mi inspiración de lo cotidiano. No pinto a partir de la realidad, sino de mis recuerdos. No copio”.
El Atelier Fornasetti hoy en día está dirigido por su hijo Barnaba Fornasetti usando muchos de los patrones originales y aplicando el color a mano.
Philippe Starck dice de él: “Un dibujo de Fornasetti tiene el poder de cambiar la vibración de un lugar, no porque sea bonito, sino porque te lleva a una dimensión diferente, la de los sueños. Cada objeto es una puerta abierta que te aspira, como en Alicia en el País de las Maravillas”.
Amo a Fornasetti, un pintor prodigioso dueño de un mundo que parece inagotable. Es imposible permanecer menos de una hora en la tienda de Milán sorprendiéndonos a cada paso. Y Lina, a la que tanto quiso y a la que casi siempre reproduce estrábica. En casa, muchas veces me sorprendo fijando los ojos en su mirada divergente, una exotropía que me tiene fascinado. Gracias por traer de nuevo a Piero.
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Ambos personajes son extraordinarios, es una lástima que nunca se llegaran a conocer. Gracias, Luis por tu hermosa aportación. Un abrazo.
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Me ha encantado el vídeo, hasta aparece una Lina con mascarilla…
Tu explicación, como siempre, nos hace aprender más. Gracias, Carme.
Un abrazo.
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Gracias, Estrella por tu amable comentario. Un abrazo,
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