George Orwell

Conejos de verano

«Los animales aceptan y los humanos esperan. Nunca oirás a un conejo decir: espero que el sol salga esta mañana para poder ir al lago a jugar. Si el sol sale o no sale, no estropeara el día al conejo. Es feliz siendo un conejo». El caballero pensó en esto. No recordaba a ninguna persona que fuera feliz simplemente por ser una persona”.

(Robert Fisher, 1922-2008). Escritor estadounidense. «El caballero de la armadura oxidada»).

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«La imaginación es un demonio persistente, el mundo sería en blanco y negro sin ella, viviríamos en un paraíso de militares, fundamentalistas y burócratas, donde la energía hoy invertida en la buena mesa y el buen amor se destinaría a otros fines, como matarnos unos a otros con mayor disciplina. Si nos alimentáramos sólo de frutos silvestres y copuláramos con inocencia de conejos, nos ahorraríamos mucha literatura.“

(Isabel Allende, 1942. Escritora chilena).

 

El hombre es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos. Sin embargo, es dueño y señor de todos los animales“

 (George Orwell, 1903 – 1950. Escritor y periodista británico).

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«La coneja quisiera que todo fuese negro, y el búho que todo fuese blanco.“

( William Blake, 1757 – 1827. Poeta y pintor inglés). 

 

«¿Cuánto dura la eternidad? -preguntó Alicia-A veces, solo un segundo -respondió el conejo“

(Lewis Carroll, 1832- 1898. Escritor, matemático, fotógrafo inglés. «Alicia en el país de las maravillas»).

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Las ideas son como los conejos. Usted recibe una pareja, aprende a cuidarla, y muy pronto tiene una docena.

(John Steinbeck, 1902-1968. Escritor estadounidense).

 

De cuando en cuando me ocurre vomitar un conejito. 

(Julio Cortázar, 1914-1984. Escritor. «Bestiario»).

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¡Eh, sabueso! No te comas crudo ese conejo muerto delante de mis narices -caliéntalo un poco. 

(Jack Kerouac, 1922-1969. Novelista estadounidense. «Poemas dispersos»).

 

Los conejos no son muy buenos conversadores… Sólo saben hablar de zanahorias y de sexo. 

(Marian Keyes, 1963. Escritora irlandesa. «Lucy Sullivan se casa»).

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Por qué te gustan tanto los conejos? (…) Me gusta acariciarlos. Una vez en una feria vi unos de ésos con el pelo muy largo. Y eran bonitos, sí señor. A veces acaricio ratones, pero sólo cuando no consigo algo mejor. 

(John Steinbeck, 1902-1968. Escritor. «De ratones y hombres» ).

 

 

Conejo en el campo de lavanda.

 

 

 

Orwell, Bradbury y Pulitzer. Trucos para escribir

George-Orwell

«Uno necesita reglas en las que se pueda confiar cuando falla el instinto”.

George Orwell

-Evita lo que ya ha sido usado. No uses metáfora, símil u otra forma que estés acostumbrado a ver por escrito.

-Elige la palabra más corta.

-Recorta todo lo que puedas.

-Escoge la voz activa. En esas frases es el sujeto el que realiza la acción.

-Cuanto más sencillo mejor. Nunca uses una locución extranjera ni palabras científicas si puedes encontrar una palabra equivalente.

-Rompe las reglas si hace falta.

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  Ray Bradbury

-No empieces escribiendo novelas. Escribe un cuento cada semana. Es imposible escribir 52 malas historias seguidas.

-Puedes amarlos, pero no puedes ser ellos. Recuérdalo cuando intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus escritores favoritos

-Examina cuentos de calidad: Roald Dahl, Guy de Maupassant, Nigel Kneale y John Collier.

– Llena tu mente. Lee antes de irte a dormir un cuento, un poema… Así después de mil noches estarás repleto de cosas.

-Aléjate de los amigos que no creen en ti.

-Vive en la biblioteca.

-Enamórate del cine. Preferiblemente de las películas antiguas.

-Disfruta escribiendo y si escribir te parece un trabajo, déjalo.

-No planees ganar dinero.

-Anota diez cosas que ames y diez cosas que odies. Luego escribe sobre ellas.

-Recuerda, con la escritura lo que estás buscando es solo una persona que venga y te diga: «te quiero por lo que haces». O en su defecto, a alguien que aparezca y diga: «No estás tan loco como la gente dice» .

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Joseph Pulitzer

– Exprésalo brevemente, empleando solamente las palabras estrictamente necesarias para que lo lean.

-Con mucha claridad y sencillez, usando términos simples, comunes, de uso diario para que lo entiendan.

-En forma pintoresca y graciosa para que lo recuerden.

4.- Y con mucha veracidad y honestidad para que se guíen por esa luz.