Francisca Aguirre, poetisa (Alicante, 27 de octubre de 1930 – Madrid, 13 de abril de 2019). La descubrí el día que murió, hace once días. Fue una noticia discreta como discreta fue su vida, la de una mujer de la llamada “otra generación del 50”, esa que estuvo formada por poetisas que quedaron fuera de las antologías de su época, pero que al final fue reconocida por el «Premio Nacional de poesía» en 2011 y por el «Premio Nacional de las letras letras» en 2018.
Se la considera la poetisa más «machadiana» de su generación. Su poesía está hecha de cotidianidad, de la experiencia y la lucidez de las mujeres que vivieron la posguerra en el lugar de los vencidos y que fue marcada por la ejecución de su padre, el pintor Lorenzo Aguirre, por garrote vil en 1942.
Empezó a escribir tarde, a los cuarenta años, entre sus obras destacan:
Ítaca (1971), Trescientos escalones (1976), La otra música (1978), Pavana del desasosiego
Testigo de excepción