Mes: octubre 2023

Los vértices del bosque. Disseny HUB Barcelona. El mejor diseño del año.

«Los vértices del bosque «del artista Gaspar Burón es una de las obras finalistas de los premios FAD de arte que se expone en el Museo del diseño de Barcelona del 5 de octubre de 2023 al 7 de enero de 2024.

Los vértices del bosque

La obra es un Collage y está realizada sobre papel acuarela con elementos encontrados en el bosque. Para Gaspar Burón el bosque es el espacio donde la sensibilidad y la curiosidad del paseante se liberan de todo racionalismo, donde se siente la fragilidad, donde el espíritu del que transita por él precede a la experimentación de lo que encuentra.

Cuando paseas por el monte siempre encuentras algo, siempre te ofrece su memoria narrando la historia de la vida que lo habitó y de la que lo habita.

Los nidos te hablan de los pájaros que lo ocuparon, de los árboles que los sostuvieron.

Muestra animales, setas secas, esqueletos de latas oxidadas.

Todo es armónico , hasta el soporte de tela que lo presenta que es negro como la noche, todos los elementos están contenidos y presentados sobre papel blanco, papel frágil nacido de los árboles y que vuelve a su origen cuando se disuelve en el bosque sin dejar rastro. La obra nos regala la memoria del bosque a modo de ofrenda votiva.

Es un juego de intercambios, un flujo de vida sin principio ni fin.

Joan Miró. El hombre que viajaba con una algarroba.

Joan Miró nació en Barcelona en 1893, pero el Joan Miró pintor nació en Mont Roig del Camp en 1911. En Barcelona pasó los primeros años de su vida estudiando comercio y trabajando en una droguería, pero él quería pintar y su padre aceptó que se matriculara en la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona (La Lonja) como mero pasatiempo.

Aquella contradicción vital le hizo enfermar y en 1911 sufrió unas fiebres tifoideas que le obligaron a cambiar de aires y mudarse a la casa familiar de Mont Roig del Camp. Fue allí, rodeado de almendros, viñas, chumberas y algarrobos en donde nació Joan Miró pintor. La decisión estaba tomada y no hubo vuelta atrás. Él se trasladó a vivir a Mallorca, pero durante todos los veranos de su vida ( menos durante los años de la guerra civil) de junio a septiembre vivió y pintó en Mont Roig hasta 1976.

La Masía (1921)

En «Yo trabajo como un hortelano» 1963, un pequeño libro, pero una gran obra, Miró explicó su experiencia personal y artística allí:

» Para mí, un objeto es algo vivo. Este cigarrillo, esta caja de cerillas contienen una vida secreta mucho más intensa que ciertos seres humanos. Ver un árbol me genera un impacto, como si fuese alguien que respirara, que hablara. Un árbol también es algo humano».

https://enelcampodelavanda.wordpress.com/2019/01/16/yo-trabajo-como-un-hortelano-el-testamento-creativo-de-joan-miro/

En Mont Roig del Camp se encuentra la Fundació Mas Miró y en ella la masia, el taller, la capilla, la alberca, el pozo, los campos, los algarrobos en los que se inspiró.

Todo está tal cual lo dejó, sus últimos esbozos dibujados en la pared del estudio, su bata azul manchada de pintura, hasta el calendario congelado en el verano de 1976.

Cuando paseas por la finca lo entiendes, aquel paisaje, la luz, los olores, poseen una magia que te ancla allí, que hacen que no te quieras ir. Y eso que la autopista pasa rozando la casa, recordando que los tiempos cambian, que el futuro no espera. Para atenuar su impacto se han colocado grandes paneles que disminuyen el sonido del tránsito, se ven, pero no importa, también se oyen los pájaros, se huelen los higos chumbos caídos y se ven infinidad de algarrobas tapizando el suelo.

Podría hablar de las obras que hizo allí, de la iglesia del pueblo, del paraje de la Ermita de la Roca, pero lo que más me acercó a él en su paisaje fueron las algarrobas.

Decían que cuando Joan Miró viajaba, siempre, siempre, llevaba en la maleta un sobre con una de las algarrobas de Mas Miró, que eso le inspiraba, que solo el hecho de tocarla le transportaba a su origen.

Las algarrobas no huelen, pero son suaves y calentitas en ellas se encierra la vida de los futuros árboles, el poder de la vida y de la creación.

MADRE, HIJA Y MUÑECA

«Madre, hija y muñeca» es una serie de fotografías de la artista Boushra Almutawakel (Yemen, 1960) realizada en 2011, pero que se hizo viral once años después con el título: “Desaparición”.

Hoy se puede admirar en la exposición: “La Imagen Humana”( Arte, Identidades y  Simbolismo) de Caixa Fórum de Barcelona.

Siempre me pasa, cuando visito una muestra llena de obras interesantes que se relacionan entre si, que su significado va más allá de la propia imagen y que se multiplican formando un bosque de estímulos exuberantes, me colapso. La solución es meterme solo dentro de una de ellas, porque cada obra es un mundo en sí misma.

“Madre, hija y muñeca” enseguida me captó. Son nueve fotos de la autora con su hija mayor y una muñeca ataviadas con todas las posibilidades que ofrece el velo islámico hasta, literalmente, desaparecer.

Almutawakel se sorprendió del éxito que tuvo la fotografía a nivel mundial y siempre dijo que su obra se había malinterpretado. Ella no pretendía criticar al Islam, quería denunciar el extremismo,  la misoginia patriarcal en cualquier cultura, para ello utilizó su propia experiencia y su religión.

No era la primera vez que lo hacía, en 2008 expuso en el Museo Nacional de Yemen la obra “What´s If…” (I si…) Porque ¿y si las cosas fueran al revés y el burka lo llevaran los hombres?

Desde luego provocó numerosas críticas, pero a las mujeres les encantó.

Las dos series fotográficas impresionan por su fuerza, su simbolismo y su naturalidad, pero en la primera de ellas hay algo que pone los pelos de punta. Es la muñeca, porque es en la muñeca en donde las niñas proyectan sus deseos, su futura maternidad, el mundo que vendrá.

Dificilmente una imagen puede mostrar tanto con tan poco.