Albania es un país pequeño, tiene 28.748 kilómetros cuadrados ( menos que Catalunya), tres millones de habitantes y casi 800.000 búnkeres, uno por cada cuatro personas.
Al estar situado en un punto estratégico de Europa (está bañado por el mar Jónico y por el Adriático) ha sido objeto de deseo de Ilirios, griegos, romanos, bizantinos, visigodos, hunos, ostrogos, otomanos, entre otros.
Después de la Segunda Guerra mundial, en 1944 subió al poder el dictador Enver Hoxha que lo gobernó con un régimen totalitarista y mano de hierro hasta su muerte en 1985. Él fue quien construyó los búnkeres, tenía miedo de que los invadieran los países vecinos. Albania tiene fronteras con Montenegro, Kosovo, Macedonia del Norte y Grecia. Nunca los invadieron, pero los búnkeres aún está ahí, por todas partes. Hoy lucen reconvertidos en hamburgueserías, almacenes, anuncios publicitarios, etc… Mucha gente tiene uno en su jardín.
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Albania ahora es un país que empieza a despertar del sueño comunista. En 2009 pidió ingresar en la UE, pero aún hay muchas cosas que hacer.
El nuevo gobierno insiste en preservar la memoria de lo que pasó durante la dictadura. Una de las visitas recomendables para entender el pasado y por consiguiente la situación actual es visitar uno de los búnkeres del centro de la capital: Tirana, reconvertido en museo. Allí se puede imaginar lo que fue la represión.
Son también interesantes las frases que decoran casi todas las paredes.
La primera del dictador Enver Hoxha, a modo de recuerdo de otros tiempos:
«El pueblo de la República de Albania está cerrado a enemigos, espías, hippies y otros vagabundos». Enver Hoxha.
Muchas relacionadas con la memoria:
«Nosotros somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos, y sin responsabilidad quizás no merecemos existir». José Saramago.
«La memoria no es lo que recordamos sino lo que nos recuerda. La memoria es un regalo que nunca deja de pasar». Octavio Paz.
«La memoria es el tesoro y el guardián de todas las cosas». Ciceron.
«El progreso depende de la habilidad de recordar . Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo». George Santayana.
Hay una de Borges que me encanta:
«Somos nuestra memoria, somos este museo quimérico de formas inconstantes, este montón de espejos rotos». JL Borges.
Y otra de Teresa de Calcuta (albanesa de corazón) que impresiona en su simplicidad:
«El mal echa raíces cuando un hombre comienza a pensar que es mejor que otros». Teresa de Calcuta.

Los búnkeres nunca se usaron para defensa, pero hay quien se ha construido un refugio en ellos desde donde se puede ver el cielo y soñar.

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