Fotografía

MADRE, HIJA Y MUÑECA

«Madre, hija y muñeca» es una serie de fotografías de la artista Boushra Almutawakel (Yemen, 1960) realizada en 2011, pero que se hizo viral once años después con el título: “Desaparición”.

Hoy se puede admirar en la exposición: “La Imagen Humana”( Arte, Identidades y  Simbolismo) de Caixa Fórum de Barcelona.

Siempre me pasa, cuando visito una muestra llena de obras interesantes que se relacionan entre si, que su significado va más allá de la propia imagen y que se multiplican formando un bosque de estímulos exuberantes, me colapso. La solución es meterme solo dentro de una de ellas, porque cada obra es un mundo en sí misma.

“Madre, hija y muñeca” enseguida me captó. Son nueve fotos de la autora con su hija mayor y una muñeca ataviadas con todas las posibilidades que ofrece el velo islámico hasta, literalmente, desaparecer.

Almutawakel se sorprendió del éxito que tuvo la fotografía a nivel mundial y siempre dijo que su obra se había malinterpretado. Ella no pretendía criticar al Islam, quería denunciar el extremismo,  la misoginia patriarcal en cualquier cultura, para ello utilizó su propia experiencia y su religión.

No era la primera vez que lo hacía, en 2008 expuso en el Museo Nacional de Yemen la obra “What´s If…” (I si…) Porque ¿y si las cosas fueran al revés y el burka lo llevaran los hombres?

Desde luego provocó numerosas críticas, pero a las mujeres les encantó.

Las dos series fotográficas impresionan por su fuerza, su simbolismo y su naturalidad, pero en la primera de ellas hay algo que pone los pelos de punta. Es la muñeca, porque es en la muñeca en donde las niñas proyectan sus deseos, su futura maternidad, el mundo que vendrá.

Dificilmente una imagen puede mostrar tanto con tan poco.

Sin nada entre las manos. Eric Pickersgill

Eric Pickersgill (Florida, 1986) es un fotógrafo americano que con su obra explora las relaciones humanas y los efectos psicológicos cotidianos de las nuevas tecnologías en las personas.

Eric Pickersgill

Un día, en el café Illium en Troy, Nueva York, observó a una familia desayunando. Todos menos la madre, que miraba por la ventana, estaban consultando o jugando con su teléfono móvil.

Esa escena le hizo reflexionar sobre el aislamiento de los seres humanos, sobre la desconexión social que se produce cuando estamos enganchados a cualquier dispositivo electrónico.

De aquí nació «Removed» (Eliminado) una serie fotográfica con hombres y mujeres muy concentrados en su móvil, pero sin nada entre las manos.

Da que pensar. Cuando ves las imágenes enseguida te imaginas el teléfono, como si de verdad estuviera, pero cuando adviertes que no está ves la escena ridícula. ¿Pero qué están haciendo? ¿Por qué no disfrutan de ese momento real?

El estar pendientes de un dispositivo electrónico nos hace vivir en una realidad paralela, no estar ni conectar con lo que realmente está pasando, con quienes tenemos delante.

Sí, todos lo sabemos, pero es muy difícil no hacerlo. Está muy bien que alguien nos lo recuerde.

 

El vendedor de lámparas que supo fotografiar un mundo

Gilbert Garcin (La Clotat, Francia, 1929-2020), es uno de los fotógrafos franceses surrealistas más reconocidos. Ha expuesto en todo el mundo. Su historia es tan alucinante como su obra.

Hasta los 65 años tuvo una vida convencional, trabajaba en una tienda de lámparas como comercial. Su vida artística empezó cuando se jubiló. Siempre había sido habilidoso y le habían gustado las fotos, así que se inscribió en Arles en los talleres de fotografía. Como no tenía demasiadas posibilidades económicas hizo el mismo de modelo en todas sus fotos, más tarde convenció a Monique, su mujer, que al principio se oponía a salir en sus «inventos» para que le acompañara en sus composiciones.

Porque Garcin, no solo fotografiaba sino que recortaba las fotos y las pegaba en un soporte de madera para poder componer con ellas un mundo, el de los sentimientos, el de las relaciones humanas, el de la pareja.

Todas sus fotografías sugieren mil historias según quien las contemple:

-Mira, se están peleando. Se están peleando, pero eso les mantiene unidos.

-No, viven juntos desde hace mucho tiempo y la convivencia necesita un equilibrio de fuerzas, una armonía para perdurar.

“Comenzar a los 65 años tiene muchas desventajas, y una sola ventaja: la experiencia vivida”.

Gilbert Garcin empezó su obra a los 65 años, pero no expuso profesionalmente hasta los 80.

Murió este año, el 17 de abril de 2020 a los 91 años mientras dormía.

Garcin no solo nos deja un gran legado artístico sino también la certeza de que no hay barreras, de que todo es posible si se tiene un propósito y algo que decir.

Balcones

 

 

Burgos, Ciudad Invisible: Balcón en ruinas

Balcón cerrado

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Balcón con pájaro

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Balcón con gato

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Balcón con niño

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Balcón con muchos niños

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Balcón con muchas flores

«Así tú y yo buscamos un hueco, otro planeta
en donde no tocara la sal tu cabellera,
en donde no crecieran dolores por mi culpa,
en donde viva el pan sin agonía.
Un planeta enredado por distancia y follajes,
un páramo, una piedra cruel y deshabitada,
con nuestras propias manos hacer un nido duro,
queríamos, sin daño ni herida ni palabra,
y no fue así el amor, sino una ciudad loca
donde la gente palidece en los balcones».

«Soneto LXXI. «Cien sonetos de amor (1959). Pablo Neruda.

REFLEXIONES : UNA PUERTA ABIERTA

 

Puerta abierta.

Los que no se fueron

Hay un pueblo bellísimo de la sierra de Francia en Salamanca que está tapizado de retratos de personas. Es Mogarraz.

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Está en el Parque Natural de Las Batuecas y gracias a su aislamiento geográfico ha conservado intacto su encanto de villa medieval a través de los años.

Pero hoy además de por sus características arquitectónicas y paisajisticas es admirado porque en las paredes de sus casas están pintados muchos de sus antiguos habitantes.

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Todo empezó en 2012 con la exposición Retrata 2/388, un proyecto artístico de Florencio Maíllo.

Trescientas ochenta y ocho pinturas sobre chapas metálicas  reutilizadas, con las que antaño sus habitantes protegían las casas de las inclemencias climatológicas; fueron realizadas con la técnica de la encáustica, que consiste en mezclar cera caliente como  aglutinante con los pigmentos cromáticos para así resultar más densa y resistente.

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Florencio usó como referencia cada una de las imágenes que tomó Alejandro Martín en el otoño de 1967 cuando fotografió por encargo, frente a una sábana blanca en la bodega de sus padres, a casi toda la población mayor de edad de Mogarraz  para hacerse el carnet de identidad. El fotógrafo era un aviador del Ejército que años después se convirtió en el primer alcalde de la democracia de la localidad.

La muestra de Florencio Maíllo quiso homenajear a todas aquellas personas que en su mayoría no emigraron de la localidad.

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Cada cuadro de la obra está colocado en donde vivían sus protagonistas cuando fueron fotografiados o en donde residen actualmente. Los que no tenían casa propia o tuvieron que venderla recubren los muros de la iglesia.

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Cuando acabó la exposición el artista regaló los cuadros a los vecinos  pero ninguno de ellos quiso descolgarla de las fachadas de sus casas. Incluso otras personas del pueblo quisieron ser pintadas. Hoy son más de seiscientos retratos los que habitan el pueblo como testigos mudos del presente y del pasado.

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La nostalgia del sol en los terrados,
en el muro color paloma de cemento
—sin embargo tan vívido—y el frío
repentino que casi sobrecoge.
La dulzura, el calor de los labios a solas
en medio de la calle familiar
igual que un gran salón, donde acudieran
multitudes lejanas como seres queridos.
Y sobre todo el vértigo del tiempo,
el gran boquete abriéndose hacia dentro del alma
mientras arriba sobrenadan promesas
que desmayan, lo mismo que si espumas.
Arte Poética (J. Gil de Biedma)

 

Elúltimo beso

Nueva York, 8 de diciembre de 1980. Aquella mañana John Lennon y Yoko Ono tienen una agenda complicada, sesión de fotos, entrevista radiofónica y estudio de grabación a las 6. Salen de su apartamento del edificio Dakota a las 9 para desayunar y hacer algunos encargos, vuelven dos horas más tarde para la sesión fotográfica que tienen programada en su casa.

Anne Leibovitz, una fotógrafa que empieza  a ser conocida y que ha trabajado para revistas como Vogue, Vanity Fair y Rolling Stone, les está esperando. 

La revista Rolling Stone le ha encargado fotografiar a Lennon en su casa, pero ella toma fotos de la pareja.

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Le había impresionado la portada de su último álbum «Double Fantasy» en donde están los dos besándose en un primer plano.

“En la foto que yo quería tomar me los imaginé juntos. Y no fue muy difícil imaginarlos sin ropa porque era algo que hacían todo el tiempo”, explicó en una conferencia del Festival de Cannes de 2013.

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“Pero lo que sucedió a último minuto fue que Yoko no se quería quitar la ropa. Así que, seguimos adelante con la foto, y resultó en esta impactante foto de Yoko vestida contra un John desnudo”, agregó la fotógrafa.

La pareja felicitó a Leibovitz por el trabajo realizado.  “Eso es, esa es nuestra relación”, dijo Lennon. Quedaron en volver a verse para ver el resultado. Cinco disparos de David Chapman a las 11 de la noche delante de la puerta de su casa lo impidieron.

Aquella fue una de las fotos más icónicas de la cultura pop. Fue la portada de un número especial de la revista Rolling Stone de enero de 1981, solo la imagen, sin ningún texto.

Es casi una premonición de lo que iba a pasar pocas horas después. Lennon desnudo, con los ojos cerrados y en posición fetal se aferra a Ono vestida de negro, ella tiene la mirada ausente y un rictus de tristeza en los labios.

Aquel sería su último beso.

«Ese beso de despedida que se asemeja a saludo, esa última mirada de amor que se convierte en la más aguda punzada de dolor». (George Eliot).

 

 

 

“Este es de hecho un ejemplo perfecto de cómo las circunstancias cambian una fotografía. La ves y piensas que es su último beso, o que se están despidiendo. Puedes inventar todo tipo de historias acerca de ella. Creo que es increíble cuando hay muchos niveles de lectura en la misma fotografía”, reflexiona Leibovitz.

 

 

Los ojos del Guernica

Café Les Deux Magots, París 1936. Una joven sentada en una de las mesas juega con una navaja a clavarla entre sus dedos. Lleva sangre en el guante. Picasso entra acompañado por Paul Éluard, la observa, se acerca y empieza a hablar con ella. Al despedirse le pide el guante. No se vuelven a encontrar hasta meses más tarde en casa de unos amigos comunes en Mougines. Ya nada volverá a ser igual para ninguno de los dos.

La mujer es Dora Maar, tiene veintiocho años, él cincuenta y cinco. Es fotógrafa, pintora y poeta, en aquel momento es la amante de George Bataille con quien había experimentado todas las transgresiones, y en todos los escenarios, llevándolo al cúmulo de su productividad como escritor. Con Picasso pasa igual. Dora es quien le inspira, la que le propone el local para realizar la obra de grandes dimensiones que ha de reflejar los horrores de la Guerra Civil española, un piso en la Rue des Agustines, el mismo en dónde Balzac había ambientado su novela «La Obra Maestra desconocida» y que Dora había frecuentado con Bataille. Es ella la que se encarga de fotografiar la realización de la obra.

 

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 Son de ella las caras de todas las mujeres del cuadro, son de ella las lágrimas, son de ellas todos los ojos del Guernica, los del toro también.

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Él la llama «La mujer que llora».

Pero Picasso la absorbe, la aniquila, hace que deje de ser un referente artístico para los surrealistas, que olvide su personalidad, que pase a ser otra de sus mujeres «locas» (dos de las cuales se suicidaron).  Cuando la deja en 1943, Dora Maar cae en una depresión psicótica que necesita internamiento psiquiátrico durante once días y luego desaparece del mundo recluyéndose hasta su muerte en 1997 en su piso de París en la Rue Savoie, 6,  junto a más de cien obras de Picasso y muchas de sus geniales fotografías.

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«Después de Picasso solo Dios», le dijo a su analista.

Todo el mundo conoce al pintor, sus cuadros, su energía, la expresión de su cara, su mirada.

Rafael Alberti le dedicó un poema «Los Ojos de Picasso» :

Siempre es todo ojos.
No te quita ojos.
Se come las palabras con los ojos.
Es el siete ojos.
Es el cien mil ojos en dos ojos.
El gran mirón
como un botón marrón…

Vale la pena oírlo con la voz del poeta:

Pero los ojos del Guernica, así como tantos otros, no eran los de Picasso, eran los ojos de Dora Maar.

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Buscando la libertad en el agua

«Buscando la libertad en el agua» (Burkini Island) es un trabajo de la fotógrafa y documentalista estadounidense Anna Boyiazis que ha ganado el Segundo Premio «Historias de personas» en el Word Press Photo 2018 que ahora se exhibe en «Visa pour l’ image» de Perpignan.

En él se muestran las desigualdades en la educación de las mujeres en Zanzibar, en algo tan simple como el saber nadar, que  no solo las discrimina sino que mantiene al continente africano en el primer lugar de ahogamientos del mundo.

«Tradicionalmente, las muchachas que viven en el archipiélago de Zanzibar son disuadidas de aprender a nadar, en gran parte debido a las restricciones de la cultura islámica, pero también porque no pueden tener trajes de baño aceptables. Pero en los pueblos del norte de Zanzibar, el proyecto «Panje» (Pez Gordo) ofrece la oportunidad a las mujeres y a las niñas de aprender a nadar llevando bañadores que cubren todo su cuerpo, para poder bañarse sin comprometer sus creencias culturales o religiosas».

También les enseña técnicas de seguridad acuática y las capacita para enseñar a otras mujeres.

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Quizás desde aquí consideremos el uso de burkinis como algo inaceptable, pero para ellas es el principio de la libertad. Es el aprender algo vital que hasta ahora había estado prohibido.
Pero como dice Eduardo Galeano:
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Cambiar el mundo y mejorarlo:

«Ama» significa «mujer de mar» en japonés, y es el título de este bellísimo cortometraje de Julie Gautier grabado bajo el agua en la piscina más profunda del planeta.

No hacen falta palabras, Julie es hija de una bailarina y de un pescador japonés y, de esta bella fusión, nace su manera de mirar el mundo a través del arte.

 

…Mujeres, derramad agua,
por favor;
cuando todo se quema,
sólo las pavesas vuelan
al viento.

F.Garcia. Lorca

 

 

Fotopoemario. Brossa/Madoz

Regalo para empezar bien las vacaciones: Un fotógrafo, Chema Madoz (Madrid, 1958) y un poeta Joan Brossa (Barcelona, 1919-1998). Desde la imagen y la palabra consiguen descifrar la memoria de algunos objetos cotidianos. Fotopoemario es un libro con doce fotos y doce poemas escritos en catalán y en castellano. 

I- IMAGEN

 

Un peinado con la raya al medio

contribuye a alargar aparentemente

la nariz, y una peluca rapada

aplana la cabeza.

 

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III-GAFAS

Te las digo y no me entiendes.

Te las enseño y no las encuentras.

 

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IV- TOMADURA DE PELO

 

La cantautora no canta, sólo

abre y cierra la boca procurando

seguir lo más fielmente posible

la grabación.

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VIII- COSMOS

 

Dice que se desconoce el papel que juegan

los campos magnéticos en la formación de

estrellas y que tampoco conocemos bastante las

características del polvo y el gas interestelares de

los cuales nace la nueva generación de estrellas.

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 Es un libro fresco y divertido, es como tirarse a una piscina en verano.

Una cierta oscuridad

Una mañana del año 1911, en París, un hombre con bata blanca entró en el museo del Louvre y robó la Gioconda sin que nadie se diera cuenta de ello hasta el día siguiente.

La noticia se propagó por todo el mundo y el espacio vacío que había dejado el cuadro se convirtió en un punto de peregrinaje al que acudieron muchos curiosos para verlo y también artistas como Picasso, Apollinaire (a los cuales incluso se les llegó a acusar de haber sido los autores), Kafka …

 

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«Una cierta oscuridad» es el nombre de una exposición que se muestra ahora en CaixaForum de Barcelona y que parte de la base de lo que sugiere este hecho.

El caso es que no pensaba verla, yo iba a ver otra exposición sobre el antiguo Egipto: «Faraón». Me gustó, sí, muchos medios, piezas interesantes, mucha gente, pero no me aportó demasiado. Cuando ya estaba a punto de abandonar el museo descubrí otra sala, la de la foto del vacío que dejó la Gioconda y entré sin pensar, como siguiendo la música del flautista de Hamelin.

En esta muestra se valora lo que no se ve, la ocultación, la mirada y la no mirada. Es una crítica a la sobrevaloración de lo visual que tan importante es en nuestros tiempos.

«Si no lo veo no lo creo, si lo veo ya no tengo porqué plantearme nada».

Son juegos con el ver y el no ver, con la ausencia y la presencia. Como uno de los poemas visuales de Joan Brossa, sin palabras y con tan solo un estuche vacío de compases para homenajear a Leonardo Da Vinci.

Como una poesía de Pedro Salinas

¡Qué paseo de noche
con tu ausencia a mi lado!
Me acompaña el sentir
que no vienes conmigo…

Es el recuerdo de una huelga de 2012. La que hizo Ira Lombardía (artista e  influencer) al eliminar de su web todas las imágenes visuales para defender la ecología de la imagen y no contribuir a la bulímia icónica. Una pausa de la mirada y a la vez un acto de rebeldía y resistencia.

 

 

Iraida Lombardía - I'm on strike (2012)

Por cierto la Gioconda antes del robo era un cuadro más de Leonard Da Vinci, lo que contribuyó a su fama, a que fuera uno de los cuadros más famosos del mundo, fue su desaparición y todas las reproducciones que se hicieron durante esos años.

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Esta es una de las fotos que cierra la exposición. Es de Martin Parr.

Da que pensar. A veces lo que tenemos delante de los ojos no nos deja apreciar lo que de verdad queremos ver.