A sus pies, pero dentro de él, un gato ajeno a todo acompaña al vagabundo en la peregrinación por la vida en un bosque especular. Todo está abierto, pero todo se puede cerrar. («El vagabundo», 1957).
Mística, esotérica, maga, científica, colaboradora en la investigación de la malaria. La pintora surrealista de la generación del 27 Remedios Varo nació en Anglès, Girona en 1908 y murió en México DF en 1963. Fue una de las primeras mujeres que estudió en la Académica de Bellas Artes de San Fernando. Coincidió en la Residencia de estudiantes con Dalí, Buñuel, Lorca y Maruja Mallo con la cual formó el grupo artístico «Las sin sombrero».
Ante todo era una mujer libre, de imaginación y capacidades prodigiosas. Estaba enferma del corazón , pero eso no le impidió tener una vida plena de emociones y de retos.
En 1932 se trasladó a Barcelona colaborando en la formación del círculo surrealista catalán «Logicofobista». En 1937, tras dejar a su marido, Gerardo Lizárraga, se fue a París con el poeta Benjamin Péret en donde formaron parte del círculo de amistades de André Breton, Max Ernst, Joan Miró y Leonora Carrington. En 1947 huye a México por la llegada de los nazis a la capital francesa. Allí obtiene la nacionalidad mexicana y conoce a Frida Kahlo y Diego Rivera, colabora con Marc Chagall haciendo los decorados para el ballet Aleko en el teatro Bellas Artes del D.F. de México. Nunca vuelve a España.
Remedios Varo es una pintora influida por El Bosco, El Greco, Goya, E.A. Poe y Julio Verne, entre otros. Su obra evoca un mundo nacido de los sueños en donde se mezcla la ciencia, el psicoanálisis, la astrología y su propia biografía.
“Algunos de mis personajes poseen mis propios rasgos: caras en forma de corazón, la nariz larga y afilada, densas matas de pelo“.
Pintaba con un pincel de tres ceros, tan fino como un cabello, así creaba sus universos alquímicos, sus espacios medievales, transformando las imágenes en historias con múltiples significados.
El flautista (1955)
Dónde la música es capaz de levantar las piedras (rúnicas) para la formación de la torre del conocimiento, cada vez más alta y más afilada.
Exploración en las fuentes del río Orinoco (1959)
Viaje iniciático en donde la protagonista avanza hacía el cáliz del que mana el agua movida por sus propios hilos.
«El sastre de mujeres» (1957)
Mujeres con sombras duplicadas, elevadas, fantasmagóricas, mujeres crisálida.
“Sobre alguna de mis obras se han escrito 32 ensayos, acerca de su origen y naturaleza. Todos están equivocados”.
Entre sus obras más destacadas está el tríptico formado por: “Bordando el Manto del Mundo”, «Hacia la torre » y “La Huída” (1960-1961).
Hacia la torre
Según su amiga Juliana González, la colmena del cuadro hace referencia a su infancia en una Catalunya “creada por almas entusiastas que trabajan duramente para prolongar las tradiciones“. También plasma la estancia en el colegio, para ella muy frustrante.
“Bordando el manto terrestre”.
La mujer crea el mundo con sus manos. Remedios escribió: “Unas colegialas bordan, mientras una de ellas -la “rebelde”, una alegoría de mi misma- teje el manto con el que se escapará con su amante“. Hay una cita en la pintura casi invisible que está invertida y oculta en los pliegues que salen de la mesa de la rebelde heroína “ha tejido una trampa en la que se le ve con su bienamado“.
«La Huida»
Un viaje en el que ella no lleva los hilos, tiene en la mano algo que parece un paraguas invertido que sirve para dirigir la barca a modo de timón. Las montañas son amenazantes, pero todo no está perdido.
1955, México DF. Rosita Validay de la Galería Diana le invita a participar en una colectiva con Leonora Carrington, Elvira Gascón y Solange Defor.
Remedios Varo, nerviosa antes de la inauguración dice:
-¿Qué precio pongo a los cuadros?
Rosita:
-Qué más da, ¿crees que vas a vender alguno? Olvídate… ponlos carísimos.
Lo vendió todo. Al año siguiente realizó su primera exposición individual que fue un éxito llegándose a crear listas de espera para adquirir su obra.
Remedios Varo falleció el ocho de octubre de 1963 en la Ciudad de México de un infarto de miocardio. Tenía 56 años. En su estudio se encontraba la última obra que pintó: «Naturaleza muerta resucitando», y el boceto del que sería su siguiente cuadro, «Música del bosque».
A su muerte, André Breton escribió: “El surrealismo reclama toda la obra de una hechicera que se fue demasiado pronto”.
Octavio Paz dijo de ella: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones“.
Papilla Estelar (1958)
Una mujer y la luna, las dos parecen cansadas, las dos están confinadas, una en una jaula, la otra en una torre que llega al cielo, la mujer quizás por voluntad propia, si quiere puede salir; la luna, no. Con la mano izquierda ella va condensando el universo, va transformando el polvo de estrellas en papilla. La mujer alimenta a la luna.