La primera vez que entré en la que ahora es mi peluquería fue por casualidad, estaba muy cerca de casa y en aquel momento no había nadie esperando a ser atendido, por lo menos acabaré pronto, pensé, total solo voy a cortarme las puntas, probaré.
El chico que la llevaba era un encanto, enseguida me transmitió confianza, pero cuando cogió las tijeras pasó algo que me hizo arrepentirme de haber entrado. Empezó a hablar por el móvil, con una mano me cortaba el pelo (supuse que con la más hábil) y con la otra resolvía por teléfono los problemas de canguro que tenía con sus niñas. No tan solo eso, empezó a entrar gente y por señas los iba situando en las sillas y no sé cómo subió un poco el volumen de la música relajante que estaba sonando.
Yo estaba como en la silla del dentista, sin moverme y deseando que terminara cuanto antes para salir corriendo y no volver más. Pero cuando acabó (más o menos las dos cosas a la vez) me di cuenta de que el corte de pelo estaba perfecto, tal y como yo lo quería. Le expliqué los recelos que había tenido y hablamos un rato, sin prisas a pesar de las dos personas que estaban esperando. Él era autónomo, tenía que hacer malabarismos, pero de momento podía con todo.
–Y mira que hoy no he acertado con el Moby, siempre me entona para trabajar, pero este último disco es tan relajante que me pone nervioso. ¿No lo conoces, es genial?
En seguida me interesaron los dos (me encantan las paradojas), el peluquero y el músico. Moby, (Richard Melville Hall, Nueva York, 1965) cuando consulté sobre él vi que era un compositor de música electrónica y que sus melodías forman parte de nuestro imaginario por ser las bandas sonoras de series famosas y anuncios. Todo el mundo conoce su tema Porcelain.
Una de las series que le hicieron famoso fue Twin Peaks, con el tema Go.
Había colaborado con Eminem, Sinead O’ Connor, David Bowie… Una de las cosas que me sorprendió más fue que en 1917 había publicado su autobiografía «Porcelain» en la que narraba como había superado sus adicciones y se había hecho cristiano, abstemio y vegano. Fue un libro superventas. No es de extrañar, no en vano es el bisnieto de Herman Melville, sí, el autor de Moby Dick.
Muy interesantes los dos: Moby y Dani, mi peluquero.
