A Joachim Patinir (Belgica,1480-1524) se le conoce por ser el precursor de la pintura paisajística. En sus obras siempre hay figuras y una historia que contar, pero lo que llama la atención es la fuerza y la importancia de la naturaleza. Solo se conservan 29 de sus pinturas que todas son fácilmente reconocibles por su carácter simbólico, por sus figuras pequeñas y sus planos escalonados con un horizonte elevado lo que las hace casi panorámicas.
«El paso de la laguna Estigia» es una de sus obras más interesantes. El barquero Caronte conduce a un alma frágil y desnuda su destino final. Las figuras están en el centro, pero a los lados hay dos posibilidades: A la izquierda está el paraíso con ángeles y edificios de cristal, estos no se ven bien, están ocultos por la vegetación, solo asoma un camino estrecho y difícil a través de las rocas. A su derecha la navegación es más fácil.

El infierno arde a lo lejos también oculto por la naturaleza. En la orilla hay árboles frutales y animales fantasmagóricos .

También hay una figura escatológica, que casi no se ve, un hombre defecando, que simboliza el pecado y el demonio, y que es un tema repetido en los cuadros de Patinir.

En el centro se plantea la gran decisión del hombre entre el bien y el mal. La decisión ya está tomada. Vemos como el barquero lleva la nave hacia la derecha, hacia el infierno. El alma lo sabe y dirige allí su mirada aunque no se imagina lo que se encontrará.

Esa es la historia, pero lo que más destaca en el cuadro no son las figuras, es la fuerza de los elementos, es el fuego, es sobre todo el agua.

Agua en calma en la laguna, transparente en el paraíso, negra en el infierno. Agua en las nubes de destrucción y vida.
Una curiosidad, Jorge Semprún (1923-2011) siempre quedaba en el Museo del Prado delante de este cuadro para mantener conversaciones en encuentros clandestinos durante los años de la dictadura. Fue tanta su admiración hacia esa tabla que la trama de una de sus novelas «La montaña blanca» estaba centrada en ella «El paso de la laguna Estigia» y en cuyo texto se refiere al azul-Patinir.

» …que seguía siendo el que solía ser, un azul fijo y loco, inalterable».