Carme

Me llamo Carme y tengo dos pasiones, la medicina y la literatura. Bueno, en realidad tengo muchas más, pero estas son las oficiales. Se podría pensar que vivo en una especie de triángulo, pero yo les puedo asegurar que no, que convivimos las tres en perfecta armonía, aunque a veces discutimos, claro. ¿Quién no?

     Empecé a escribir cuando era muy joven, creo que tendría unos seis años. Explicaba cuentos e historias fantásticas en el patio del colegio, alguien me animó a que las pasara a papel, a mí no me hacía falta porque yo siempre me he escrito dentro de la cabeza, pero los papeles tampoco estaban mal y hay que reconocer que son más seguros.  No eran unos tiempos fáciles, todo estaba prohibido, y las historias raras que soliviantaban a pobres niñas con un uniforme marrón que llegaba hasta las pantorrillas, más. Tengo el honor de haber sido censurada y relegada al índice de las narraciones prohibidas a la tierna edad de siete años, y es que siempre me habían gustado las historias negras, misteriosas, un poco morbosillas, cómo soportar la vida en un colegio de monjas sino.

     En casa se enfadaron mucho, me prohibieron escribir historias “de esas”. Con lo bonitos que son los cuentos de princesas o de animales, me decían. No, no fue tanto solo eso, pero el caso es que durante mucho tiempo dejé de escribir en  papel, aunque dentro de mí nunca he dejado de escribirme relatos.

     Pasó la vida y mi tiempo se fue complicando. Estudié Medicina en la Facultad Central de Barcelona y me especialicé en Homeopatía en México. Me encanta mi trabajo, es una manera humanística e integral para curar a las personas. Una tribuna magnífica porque la gente  habla de lo que le pasa y a mí me permite escuchar, entender las enfermedades y la vida, aliviar lo físico y lo mental. Nunca, jamás hablo de mis pacientes, por supuesto, yo escribo novela negra y fantástica, pero ellos son una fuente de inspiración y estímulo permanente porque me incitan a hablar a mí, a inventar, a desempolvar de mi cabeza las historias que tengo esperando.

     Hace no mucho tiempo empecé a pasarlas a papel como me decían las niñas-amigas que hiciera, y cuál fue mi sorpresa al ver que tomaban forma, que ocupaban un espacio físico, que incluso tenían tapas con dibujos.

Hasta la fecha he escrito dos novelas y dos antologías de cuentos, y ahora estoy trabajando en una historia relacionada con “El Ojo de la Serpiente”, no es exactamente una segunda parte, pero tiene mucho que ver con ella.