Oswaldo Guayasamín (Quito, 1919-Baltimore 1999) fue un pintor expresionista ecuatoriano cuya obra consigue revolver lo humano y lo divino.
“Mi pintura es para herir, para arañar y golpear en el corazón de la gente”.
Sus cuadros reflejan el horror, el dolor y la miseria. Son violentos, a la vez que denuncian la violencia, están en lucha cuando sus figuras están en guerra. Gritan, se quejan del espíritu humano, de sus abusos, de la infancia maltratada por el hambre y por el hombre. Sí aterrorizan, pero a la vez atraen.

Fue un autor prolífico cuya obra transita por tres etapas: «Huacayñan» (Camino del llanto).

«La edad de la ira». Atormentada, comprometida, impactante.

Y ya en los últimos años de su vida en «La edad de la ternura» también llamada «Mientras vivo siempre te recuerdo» dedicada a su madre, a todas las mujeres y a la inocencia de los niños.
«Mi madre era como el pan recién salido del horno. Me dio las dos vidas que tengo. Era y sigue siendo una tierna poesía…”

Guayasamín en 1995 inició un proyecto cultural en Quito que recogería parte de su obra, su casa taller en donde vivía y trabajaba, y su tumba. Lo llamó «La Capilla del hombre», en ella no se invocaba a Dios sino a los seres humanos con sus grandezas y sus miserias. A la vez reivindicaba el continente americano, su fundación y su unidad. Contiene obras de gran formato en un espacio tan sobrecogedor como el arte que acoge.


Guayasamín no lo pudo ver acabado. El 10 de marzo de 1999 murió de un infarto en Baltimore, aquel mismo día mientras se realizaban unas obras en el recinto se descubrieron 13 tumbas prehispánicas y una importante área arqueológica dentro del complejo. La capilla del hombre fue inaugurada en 2002 y declarada por la UNESCO como Proyecto prioritario para la cultura y Patrimonio cultural del estado ecuatoriano. Dentro de ella siempre está prendida la llama por la Paz y los derechos humanos. Él reposa junto al árbol de la vida.
” Siempre voy a volver. Mantengan encendida una luz”.

“Pese a todo no hemos perdido la fe en el hombre, en su capacidad de alzarse y construir; porque el arte cubre la vida. Es una forma de amar”
❤
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Gracias, Marina.
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Gracias a ti, Carme
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