Malas compañías. El tahúr con el as de diamantes de George de La Tour

El joven ya tiene quince años. No es la primera vez que asiste a algo así. Le han invitado a una cena galante. La estancia es muy sencilla, seguramente un burdel. La dama es hermosa, de rasgos finos y palidez lunar. Lleva un provocador vestido de terciopelo y aderezos de perlas, el símbolo de los placeres que están por llegar.

Tahur con as de diamantes

Él está seguro de su posición y de su encanto. Antes de cenar, casualmente, ha aparecido un conocido de la dama y ha propuesto jugar una partida. El muchacho ha aceptado, por supuesto, cualquiera que se precie sabe jugar, aunque las cartas sean consideradas un invento del diablo, por eso, y por precaución, los soldados se desprenden de ellas antes de entrar en batalla. No puede pasarle nada, tiene dinero, muchos doblones de oro de a dos y de a cuatro.

joven

En su atuendo lleva todos los lazos atados, a diferencia del tahúr que para demostrar que está más relajado los lleva sueltos. El chico se fija bien en las cartas mientras una criada, también bien vestida aunque con joyas más vulgares y seguro que falsas por su tamaño exagerado, le vuelve a servir vino. Es el momento.el juego

La meretriz le hace un gesto al tahúr y él cambia uno de los naipes por el As que esconde en el cinturón.

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La noche no acabará bien para el joven noble. Perderá el dinero sin conseguir a la dama. Porque ya se sabe que a nada bueno llevan las malas compañías.

luzdel cuadro

«El tahúr del As de diamantes» está fechado entre los años 1620 y 1640 y se encuentra actualmente en el Museo del Louvre. De él se conoce otra versión seguramente anterior «Tahúr con as de tréboles» de la que se diferencia en muy pocos detalles, uno de ellos es el palo  de las cartas con las que están jugando.

George La Tour (1593-1652) fue un pintor extraño, tuvo mucho éxito en vida, pero después de muerto cayó en el olvido. A principios del siglo XX fue redescubierto por un grupo de investigadores que lo encumbraron al considerarlo como uno de los pintores más importantes del siglo XVII en Francia gracias al dominio de la luz que situaba siempre en un punto de la escena, y a los ambientes intimistas que conseguían sus composiciones. Solo se conservan cuarenta de sus cuadros.

 

15 comentarios

  1. Esta entrada es una absoluta maravilla. Me ha encantado cómo has ido desvelando tus cartas. Lo mejor que te he leído.
    Y gracias también por el descubrimiento.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

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